Trabajando la inclusión de personas con discapacidad intelectual

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En Paleorama siempre nos hemos tomado la inclusión muy en serio. Está presente en nuestras acciones desde que en 1999 realizáramos el primer curso de formación de guías sordos en LSE para el yacimiento y parque arqueológico de Atapuerca, del que salieron dos personas que posteriormente pasaron a formar parte de la plantilla. Y hasta hoy, en Arqueopinto.

Las inquietudes del equipo hacen que continuamente las personas que lo formamos participemos en jornadas y acciones de formación para dar el mejor servicio a nuestros visitantes. Nos mantenemos al día sobre las novedades en prehistoria y arqueología para ofrecer siempre contenidos rigurosos, pero también nos gusta aprender otras cosas, esas que no se ven pero que se perciben, y que marcan la diferencia de nuestras visitas.

La pasada semana aprendimos de capacidades diversas. Y para aprender esto, antes tuvimos que «desaprender». Desaprender sobre “discapacidad”, “tú no puedes”, “minus-valía”, “retrasados”, y demás (des)calificativos. Desde que nuestro compañero Pablo, joven con discapacidad intelectual, trabaja con nosotros en Arqueopinto, hemos tenido la oportunidad de aprender sobre su afán de superación y orientación al logro y al visitante.
Para nosotros esto no era suficiente, ¡queríamos profundizar mucho más!

Así que hablamos con Sonsoles y  Raquel, compañeras de Afanias, que trabajan desde el proyecto Meraki, una palabra que proviene del griego y significa ‘aquello que nace del alma, con creatividad y amor’. Ellas desarrollan activamente su labor para que la integración de los jóvenes con discapacidad sea una realidad. En su día a día forman, orientan y les apoyan en la integración laboral. Desde aquí os enviamos un enorme GRACIAS porque este martes nosotros fuimos los “apoyados”. Gracias por compartir con nosotros vuestra otra mirada y enseñarnos a darle la vuelta al cuento. Empezar por ponerse en el lugar del otro lo transforma todo.Y es que, quien no necesite apoyo alguna vez, que tire la primera piedra 🙂

¡Gracias Afanias! ¡Gracias Meraki! ¡Gracias Sonsoles! ¡Gracias Raquel! ¡Gracias equipo! Y, ¡mil gracias a Pablo! Porque a andar, se aprende andando.

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